lunes, 17 de marzo de 2014

MIRADAS A LA ARQUEOLOGÍA DE ZÚJAR por Aurora López Castaño

Lo más antiguo de la arqueología de Zújar.  Una mágica escena con figuras antropomórficas y señales esquemáticas que nos recuerdan al Indalo almeriense.

Pintadas con pigmento rojo y posiblemente con el dedo componen una de las imágenes mas ancestrales de nuestro entorno. 

En un abrigo rocoso del Jabalcón descansan estas figuras mágicas,  llenas de vida que, ancladas  a su pasado, en silencio nos dan un reflejo de la conciencia del hombre prehistórico empeñado en dejar una huella de su paso en este cerro sagrado.

 Indescifrables hoy día, solo podemos dar rienda a la imaginación para comprender estos signos rituales irreconocibles y estáticos que servirían de  magia o creencia para asegurar la fortuna en la caza o  la protección del clan.




Foto de Aurora López Castaño

Instrumento textil que servia de contrapeso de un huso o telar. Este puede pertenecer a época romana por el sitio donde se encontró en Casablanca, donde hay yacimientos romanos y visigodos.




De época medieval probablemente es un brazalete  hecho con la base de una concha marina. 
Foto de Aurora López Castaño


Reloj  solar. Está  tallado y consta de 11 líneas que forman el dibujo de una vieira marina. Justo en la parte inferior se ve el surco donde iría la varilla que proyectaría la sombra y con ella la hora del día. Estaba colocado en la cabecera de una tumba visigoda en Faín aunque es de época romana. En esta  época medieval, se usaban las piezas que encontraban de épocas anteriores y las reutilizaban a su interés dándoles una nueva función como al parecer se le dio en este caso.

 Fotografía de Antonio González
El reloj lo encontré en 2011. Actualmente se encuentra en el Centro de Estudios Arqueológicos de Baza.
 Es curioso que no se haya encontrado ningún otro reloj solar  de estas dimensiones en toda la comarca. Se sorprendieron al verlo. En el museo hay uno pero es inferior al tamaño de una mano.

Debió de formar parte de  importante lugar  allí en Casablanca.  Fue un gran hallazgo!


Por Aurora López Castaño 

viernes, 7 de marzo de 2014

LAVAR EN EL RÍO por Nadia Martinez Requena


Foto cedida por Nadia Martinez Requena
para la historia que le cuenta su madre.

Cuenta que se fue mi madre desde su cueva en las Juntas hasta el río Guadalentin porque las mandaban allí a lavar la ropa.  Llevaban la ropa la losa y el jabón en un macuto o bolsa.

 Como hacia calorcito, después de lavar la ropa...la dejaron orillada en un filo y se metieron a bañarse sin acordarse de la ropa.
 Resulta que asomó la fuerza del río y cuando se dieron cuenta la ropa se había ido junto con la subida del agua....concretamente  se le fueron unos pantalones rosas.

 Mi madre cuando se dio cuenta echó detrás para rescatarlos y casi se ahoga, pero ella cuando volvió a casa toda mojada ...sucia...y llena de barro y la ropa más sucia aún...mi abuela le regaño encima de todo.

Los pantalones en aquellos entonces eran de los caros..y se los había comprado en Granada...de pitillo y modernos...porque eran la moda.

Y ese fue el estreno que le dio mi madre. Ya nos los encontró...se los llevó el río. El piloó donde se fueron los pantalones era de Pepe berzotes .

Nadia Martinez Requena
Marzo 2014

LA NIÑEZ VIVIDA EN LA CALLE por Rosa Maria Rodriguez






No podría escribir un relato de un solo recuerdo de cuando era pequeña, que es lo que quiero contar.

Así que voy a contar un poco las cosas que hacía en mi infancía, las que primero vienen a mi memoria.

Alternaba el juego en la calle con todos los niños del barrio entre pelotas, elásticos y los pocos juguetes que teníamos y compartíamos todos.



Nos dábamos algún baño en las balsas de los vecinos que tenían y cuando no en las acequias que pasaban por la puerta, nunca tuve un bañador así que de chica en bragas.

 Permanece en mi memoria sobre todo, ir con mis amigas a por leche de las vacas de Remedios y más tarde de Enriqueta,cada una con su lechera.

 Daba clases de guitarra y tocaba en una rondalla en navidad. Meriendas de pan con chocolate o mantequilla de tres colores, para después seguir dando clase de baile folclórico con Pepita.

 Pero lo que sin duda más recuerdo es que siempre estaba en la calle, nunca tuve miedo de que algo malo pudiera pasarme: jugaba en la calle, comía en la calle y practicamente me crié en la calle.

Rosa Maria Rodriguez
 Marzo 2014