domingo, 14 de septiembre de 2014

ANTONIA ARREDONDO ARREDONDO. Ser mayor en Zújar

Años vividos, épocas de sueños, de proyectos, de realidades. A veces, duras y difíciles situaciones por las que esforzarse. Por sacar unos hijos adelante, nunca parece suficiente.
Así ha sido la vida de Antonia  Arredondo  Arredondo.

Antonia Arredondo Arredondo. Foto Elisabel Sampelayo  5-8-14

Ahora tiene 106 años y pasa sus días junto a los suyos,  sin perder esa seña de identidad, Zujareña ella, valiente, responsable, entregada. 
           Sentada en un banco de la C/ Heredia se asoma cada mañana a la vida, coleccionando pensamientos que afloran a su memoria y reviviendo muchos de ellos junto al amor de sus hijas, hijos nueras, yernos, nietos, sobrinos......

Foto Elisabel Sampelayo

Labores de Antonia Arredondo Arredondo

Hoy centenaria de plateadas sienes y de sonrisa moderada. Hablar con ella era una necesidad para mi. Estar con ella, escucharla y sentirla ha sido un honor. Nos ha dejado los oidos en estado de alerta, para que ningún suspiro suyo escapara a nuestro interés . os puedo decir que mi mente y mi  corazón  se han abierto para recibir sus sentidas palabras, su volátil hilaridad, que como una mariposa flotaba en la memoria recomponiendo fragmentos de su pasado y de una historia zujareña que lleva viviendo 106 años. 


Grabación en Zújar en C/ Heredia 5 de agosto 2014

 Te queremos Antonia .

Elisa Sampelayo

domingo, 7 de septiembre de 2014

ANTONIO HORTAL: Director del Drama Místico en Honor a Nª Sª de la Cabeza de Zújar

No es difícil dejarse mecer por el eco con el que se entona, verso a verso la representación del Drama  Místico del Cautiverio y Rescate de Nª Sª de la Cabeza de Zújar.
Un domingo de fiestas por la tarde,  en la Plaza Mayor de la Villa de Zújar y 24 horas horas más tarde en el lugar conocido por Capallón, se enciende el sentimiento poético que llevan bordado en el corazón todos los zujareños.
La melodía de los recitativos,  ascendente y descendente nos envuelve entre preguntas, matices y suspenses que dejan la voz del papelista flotando en el aire. 
El director asiste con la mirada y los labios a los actores,  a esos amantes de la obra que durante meses  la ensayaron hasta ponerse en la piel de los excelsos personajes. Evolucionan en la escena y sienten en sus adentros el latido del director, que se emociona y se entrega con ellos. 

Él  sabe que tiene que  emocionar al público y lo más importante de todo, que  tiene una responsabilidad histórica como la tuvieron tantos otros directores que se pierden en la memoria del tiempo. Hasta donde nuestro recuerdo alcanza fueron Ramón, Ubaldo, Mariano, Jesús y Paco, los directores de la obra que le precedieron.

Pero ahora es él, Antonio Hortal  Rodriguez quien pone todo el alma para que nuestro patrimonio cultural ahonde más en ese sentimiento poético  que  todos llevamos dentro y que en alguna circunstancia de la vida brota de nuestra garganta sin darnos cuenta.
 Antonio  te hemos visitado en tu casa y  hemos robado esos pensamientos tuyos que ya van a ser de todos, porque queríamos mostrar la importancia que tiene tu figura para la Villa de Zújar. Gracias por preparar tan buenos papelistas y que la obra se distinga por seguir siendo fiel a su original.


Posee un don natural para dirigir la obra y le tiene tanto respeto que también trasnmite que hay que entregarse mucho a ella y sacrificarse pero siempre dejando en todos los papelistas una importante semilla " que amen la obra. 
Cree que aún no se le ha llegado a sacar todo el arte que encierra y que turísticamente puede ser uno delos mejores reclamos con los que Zújar se de a conocer.










Texto Elisa Sampelayo

lunes, 1 de septiembre de 2014

Zujareño llega a la Antártida por Manuel Jesús Román Alpiste

22 de Noviembre de 2004, Isla Livinsgtone, Shetlands del Sur, Antártida. Verano Austral. Después de muchos días de navegación nuestro primer desembarco fué en esta isla, junto a la Base Antártica Española Juan Carlos I. Con pocos recursos que tenia a mano elaboré un indicador para colocarlo en el poste junto a la base indicando la dirección y la distancia desde allí hasta mi pueblo. Zújar. En ese año y por avatares de la vida tuve la oportunidad de realizar mi primera campaña Antártica, viajar a la Antártida, el polo sur, el sueño de muchos científicos y que a mi, una persona de secano, de lejos del mar (aunque no del frio), se me había hecho realidad. Y ya formaba parte de mi vida, de mi trabajo como responsable de sísmica del buque Hespérides.
Me había trasladado a trabajar y vivir a Barcelona, estaba rodeado de científicos, técnicos, marineros, de muy distinta procedencia, incluso de muy distintas nacionalidades. No era la primera vez que salía fuera de España (aunque muchas ocasiones no había tenido, como la mayoría de mis compaisanos), pero si era la primera vez que salía del continente. Un largo viaje. Barcelona – Buenos Aires – Ushuaia y desde ahí, embarcado a bordo del Hespérides, cruzar el temible Paso del Drake (o mar de Hoces), uno de los mares mas tormentosos y peligrosos del planeta, durante varios días, encomendándome a la Virgen de la Cabeza y sintiendo como cada vez quedaba mas lejos mi tierra, mi pueblecito tranquilo y sosegado en el que todo el mundo se conoce y se saluda por la calle. Quizá dudando de si hice bien saliendo del pueblo en cada pantocazo del barco, en cada ola que balancea peligrosamente el buque pero sintiendo mi deber y avanzando. Por fin mar tranquilo, los primeros icebergs flotando, el frio intenso, los pingüinos, las focas, las ballenas, todo desconocido, el sol de medianoche, noches de una o dos horas a lo sumo. Primer desembarque para descarga de material en la base y primer contacto con tierra antártica. La sensación es indescriptible, poner el pie en un lugar donde muy poca gente lo ha hecho, en un lugar tan inhóspito, tan virgen, tan invariable. Todo igual que la naturaleza lo modeló a lo largo de millones de años. Hielo y nieve alrededor, solo colores blancos y azules, en todas sus tonalidades y la sensación de ser el primer zujareño que llega a esas tierras, tan acertadamente denominadas, “el fin del mundo”. El primer zujareño, pero en todo momento orgulloso de serlo, orgulloso de presentarme como andaluz, como granadino, como zujareño. Siempre feliz de llevar el nombre de un pueblo que tan poca gente (por desgracia) conoce. Siempre indicando donde, en un mapa imaginario, siempre hablando de cómo es, de las costumbres, de las gentes, en definitiva, sintiéndome zujareño fuesen cual fuesen las circunstancias. Después de esta, siguieron muchas mas campañas y varias visitas más al continente helado. Pero, eso si, cada vez que desembarqué en isla Livingstone me cercioré de que el nombre de Zújar seguía allí y formaba parte de la historia reciente del continente, aunque fuese solamente un poquito. De lo único que me arrepiento es de no haberme trabajado mejor el indicador…. 
 Un saludo, Manuel Jesús Román Alpiste